Vivimos en un país envejecido. Esta afirmación no es ningún nuevo descubrimiento, pues hace años que nuestra pirámide poblacional es de las más envejecidas del mundo. Por un lado, somos el sexto país con la esperanza de vida más alta y, por el otro, nuestra tasa de natalidad sigue bajando hasta límites preocupantes. En concreto, se calcula que en 2050 un tercio de la población española tendrá más de 65 años. Ante el escenario que se presenta es necesario tomar decisiones e implantar medidas que se adapten a esta nueva realidad. Necesitamos que la administración empiece a priorizar los aspectos que conciernen a las personas mayores y busque soluciones que permitan aumentar su calidad de vida. De esta forma se matan dos pájaros de un tiro: garantizamos una vida más autónoma para la gente mayor y reducimos los recursos que debe invertir la administración en sus cuidados, aunque de inicio requiera una gran inyección económica para no dilapidar el Estado de Bienestar.

La clave para sostener una población tan envejecida y darle calidad de vida es apostar por lo que conocemos como “envejecimiento activo”. Desde la asociación Natura i Salut luchamos desde hace años por mejorar la autonomía personal de las personas mayores, para ganarle vida a los años. Entre nuestros objetivos se encuentra la promoción de hábitos saludables, la apuesta por la desinstitucionalización del sistema de residencias y por poder envejecer en casa. Los modelos de convivencia han cambiado mucho estos últimos años y han abierto nuevas posibilidades. Además, la pandemia tuvo unos efectos nefastos en las residencias y dejó en evidencia la inutilidad de muchos protocolos.

Las consecuencias de la primera ola nos obligan a reflexionar sobre el modelo y el tipo de atención que ofrece el sistema a día de hoy y plantearnos qué futuro queremos para la gente mayor. Quizás la solución pasa por apostar porque las personas mayores vivan en su casa pero con una mejor atención a domicilio. ¿Y si además le sumamos que puedan contar con servicios comunitarios compartidos con otras personas en su misma situación? Es una alternativa viable para estas personas que quieren gozar de autonomía, vivir en su casa y contar con las atenciones que precisen.

Uno de los objetivos de Natura i Salut y de la Unión Democrática de Pensionistas es darle voz a aquellas personas que no suelen tenerla en la esfera pública. A raíz de la iniciativa de Carlos San Juan para conseguir que los bancos tomen medidas contra la deshumanización y en pro de la atención a la gente mayor, han salido al descubierto muchas de las situaciones que vive este colectivo a diario. Esta campaña no sólo ha permitido visibilizar la necesidad de no excluir a la gente mayor de los principales servicios por culpa de la brecha digital, sino que ha demostrado que es imprescindible garantizar una transición que no nos deje desatendidos.

El caso de la deshumanización de los bancos es sólo un ejemplo de la desatención que vivimos en muchos sectores, y a la que la Administración no está sabiendo dar respuesta. Por ello, es necesario crear un marco normativo que nos ponga en el centro de las decisiones. Para dar respuesta a esta carencia, Natura y Salut organizará este año el segundo congreso sobre el Derecho a la Autonomía Personal. Nuestro objetivo es dar visibilidad a este agravio que vivimos y conseguir que la ONU celebre una convención transversal sobre los derechos de las personas mayores donde se reflexione y se tomen medidas sobre como alargar la autonomía personal para hacer frente al reto de la longevidad que vivimos en occidente. El tiempo apremia, y no podemos dejar para más adelante el abordaje de forma transversal de aspectos como la discapacidad, la cronicidad y el envejecimiento. La sociedad está envejeciendo a pasos agigantados y debemos anticiparnos al futuro que nos espera.

En definitiva, nuestro objetivo es poner vida a los años. Se calcula que una vez llegada la jubilación aún tenemos por delante una cuarta parte de nuestra vida y debemos garantizar que podamos seguir siendo autónomos. Aunque es evidente que con el paso de los años pueden aparecer problemas de movilidad y que estos afecten a los accesos a los servicios, debemos incidir en trabajar colegiadamente para que las personas mayores gocen de autonomía para poder desempeñas las acciones cotidianas. No se trata sólo de una cuestión de justicia social. Se trata de hacer de la longevidad una oportunidad para el progreso social y económico del país.

La accesibilidad universal es un derecho al que nadie debe renunciar y por el que tenemos que trabajar de forma conjunta. Los expertos aseguran que solo somos plenamente autónomos durante el 60% de nuestra vida, por lo que tarde o temprano somos susceptibles de vivir en nuestras carnes la falta de movilidad y los errores en la planificación de las ciudades. Aunque el marco normativo actual obliga a las administraciones a planificar y diseñar sus servicios, espacios públicos y equipamientos con la lógica y los preceptos del diseño universal, debemos potenciarlo también en el resto de sectores. Este es uno de los ejes de Natura i Salut: sensibilizar sobre la importancia de planificar las ciudades para que sean inclusivas y no dejen a nadie atrás.

Desde las asociaciones que represento pido a los dirigentes que busquen soluciones a esta situación que se irá agravando con el tiempo. La sociedad invisibiliza a la gente mayor y la relega a un cuarto plano, sin pensar que son un reflejo de lo que ellos serán y vivirán en un futuro. El tiempo corre y es hora de pasar a la acción y desarrollar acciones que favorezcan la autonomía personal y el envejecimiento activo. En definitiva, tomar medidas para lograr vivir más y mejor. Esto no sólo nos hará una sociedad más justa, sino también más próspera.

 

Antoni Serratosa

Presidente de Natura i Salut y vicepresidente de Mayores UDP